Spinetta y yo

         Suena excesivo el título del post y lo es. Pero me da pie para escribir algo sobre mí y Spinetta. Aunque inundé de posts spinettianos el blog, hablé poco y nada de como me acerqué hacia su música. Es que el shock de su partida aún dura. La consigna entonces, es recordar cuando me hice fan.

           Mi acercamiento al rock argentino (primero escuchaba rock extranjero y era ya fan de Prince), fue mi gusto por el pop de Calamaro, con Los Abuelos de la Nada y en sus primeros e ignorados discos solistas.

          Luego mi atención se inclinó hacia Charly García y su estilo más rockero de Piano Bar, el disco mas perfecto que escuché hasta ese momento.

         Luego Fito Páez superó a todos en mi gusto con una seguidilla de discos impresionantes en los 80's como Ciudad de pobres corazones, Ey!, Tercer Mundo, El amor después el amor y entre ellos La,la,la en conjunto con... Spinetta. 

        Entonces fan del Flaco... fui siempre. No recuerdo ni cuando, ni donde, ni como, ni siquiera que fue lo primero que escuché de él y eso también lo hace diferente en mi vida. Siempre estuvo, era un referente y participó de todo eso que escuchaba.

          No lo era con discos concretos pero sí con sus canciones, increíbles canciones que después de ser valorada por su música (lo primero que me atrajo, al revés de algunos), vino el descubrimiento de sus letras, esas palabras en forma de poesía que lo hacen único, diferente.

           Por eso la alegría cuando veo las demostraciones constantes de afectos que le hacen, grandes o pequeñas, como la placa en la costanera, la estatua, la celebración de su música en fechas especiales de su vida o aunque sea en algún graffiti o pintada. Pasen y vean entonces:

Graffiti y dibujo en un kiosco de revistas en mi barrio, Barracas.

Estatua en uno de sus barrios, Villa Urquiza, cerca de la estación y a cuadras de donde él vivía. En forma de escenario, se cierra a la noche para conservarla intacta. Hermosa escultura.

          La vista y la placa en la costanera donde su familia cumplió su deseo de tirar sus cenizas al río. Hoy seguro que tiene algún agregado.

          Volviendo a lo autorreferencial, esta foto es de mi único encuentro con él, donde reflejo que Luis está sacando una foto a su hijo Dante con su celular, en un show solista al lado de su ex mujer y mamá del cantante. 

          Lo tenía a centímetros, lo escuchaba hablar, pero no me animé ni a mirarlo siquiera. Es que... ¿que le podía decir yo? Nada iba a ser justo para representar mi sentimiento hacia él. Y yo estaba acompañado de mi hija que se llama Gricel gracias a una canción suya. Nada más que decir...