Solitario en la parada pero con mi hijo en brazos, veo incrédulo como el chofer del colectivo no me abre la puerta. Desde dentro me hace señas de que no tengo barbijo. Improviso uno con mi bufanda y me abre la puerta. Subo y estaba Gricel mi hija mayor. ¿Sin barbijo salís? Lo tengo colgado en mi muñeca le contesto. Tenía que darme cuenta que el día iba a ser así, intenso entre lo denso y lo amable.
Luego de bastante más de 8 horas de trabajo sin respiro pero con ganas de hacer lo que hago (otra vez la dualidad) vuelvo a casa para antes de comer ver "videítos" en el teléfono con Gael sentado encima mío y juegos breves antes de irse a dormir para disuadir su mal humor nocturno que llega cuando está cansado.
Luego la paz de la noche donde puedo leer, descubrir un nuevo youtube de mi hija "del medio" Margarita (¿Papá , es feo ser la hija del medio?), donde hace plena gala de su inocencia, alegría, descaro y dulzura.
Eso, un día como otros, pleno en su densidad.