lunes, 13 de octubre de 2025

Paseos por la ciudad 9 / Peregrinación a Luján

 




          Creo más en un karma filosófico que religioso, ese de la causa y el efecto, que dice que nos pasa lo que nosotros mismo provocamos por conducta. Había prometido realizar la legendaria Peregrinación a la Virgen de Luján no por motivo religioso, sino como promesa de haber logrado realizar unos exámenes laborales. Una forma de recompensar al karma positivo.

          Pero sucede lo imprevisto y el viaje se convierte en una caminata de más de 13 horas en soledad para pensar sobre sucesos que cambiaron mi vida inesperadamente. Viaje interno, que durante el transcurso pasó por el dolor, la culpa, la reconciliación personal para terminar en esperanza (esto si lo asumo como la magia de la religión, cosa de mandinga).



58 kms de Liniers a Luján



         Recorrido con gente joven y alguna mayor, con mucha gente que ayuda en el camino y da aliento además de brindar agua y comida para no desfallecer (salida desde San Cayetano a las 07.30 hs de la mañana y llegada a las 21.00 hs). Cuando pensé que estaba cerca me entero que era la mitada del camino y quería morir, pero la instrospección me ayudó a realizarla en un tiempo bastante bueno y llegar entero, incluso con resto. Nada mal.

          Agradecimiento y mención especial para la gente que me acompañó en el recorrido y me dió fuerzas con sus mensajes, audios y hasta videos: mi mamá y mi hermano, mi amigo Adrián 3121 y por sobre todo, Manolo DJ, un hermano postizo que me regaló este blog y que voy a agradecer toda la vida.




                             El Diego siempre presente en todo


          Ya de noche y a solo metros de la llegada para hacerlo más épico, mi dedo meñique del pie derecho dijo basta. Luego de recomponerlo la llegada fue emotiva, aliviadora y la vuelta a casa un calvario por la cantidad de gente pero que amenicé con la charla con compañeros de fé en la larga espera de los micros.




 
        Un viaje hacia el exterior pero más hacia el interior,
 reflexivo, con sabor agridulce,
como todas las cosas buenas de la vida.


         





      Esta canción surgida de mi playlist de Spotify mientras entraba a la ciudad de Luján, fue el corolario perfecto para definir los sentimientos de esta travesía.





     Cerati, Melero - Colores Santos