
Gente que deja rastro y que se las recuerda con a
legría y algo de angustia. Agrego a alguien con solo dos
obras realizadas demostrando que se trata de algo grande.



El Aura es la antítesis perfecta de su precedente pero como aquella es redonda, con guión sólido y con excelencia en todos sus rubros. Oscura, se apoya en sus climas, pausada sin ser lenta; solo el comienzo nos remite a Nueve Reinas con las escenas del cajero y del soñado robo filmado con la precisión y el timming marca registrada ya de Bielinsky.

Hay referencias. El uso de la música clásica y los bellos encuadres nos remiten a Kubrick, el climas a los thrillers de Hitchcock, los bosques espesos a los de Shyamalan. Hasta el montaje del comienzo, con su apesadumbrado y estático protagonista, nos recuerda al genial Buster Keaton.
Detalles de un guión de relojería relajado. Solo un "lapsus" seria descartable que es cuando el protagonista cuenta su experiencia con sus ataques. Una escena deudora del explícito cine argentino. Un film con varias capas, que se escapan en una única mirada.

Un robo promedia la película y la parte en dos. Forma atípica de abordarla con un robo que se siente más que lo que se ve y que agrega una dosis de "casualidad" al guión sin perjudicarlo. Gracias también por un bello final abierto, detalle casi inédito en el cine argento de los últimos 30 años.
Una película que nos reconcilia con la idea romántica de los que creemos que el dinero no es la solución, ni la única opción. Y que no cambia a nada ni a nadie. Un pensamiento tan oscuro/placentero como El Aura, nuevo clásico del cine argentino todo.

Por si fuese poco... ¿Cuanto hace que no se veía un poster así?
“Sus películas restauran la atmósfera que hacía del viejo cine negro algo tan poderoso...
Bielinsky, en el que tristemente será su último filme, demuestra una maestría formal que da miedo”.
A. O. Scott (New York Times)
“Es una película obligatoria para los amantes del género, el thriller más original que he visto desde Memento. Es un excelente testamento de su gran talento, pero es duro saber que no veremos que podría haber hecho después... En este cuento nihilista de héroes sin nombre, mujeres golpeadas, esposas desaparecidas, matones autodestructivos y violencia sin sentido, hay algo más –tal vez una obra de Beckett o una película de hombres lobo- tratando de salir”.
Andrew O’Heir (Salon)