La revista El Amante de Cine fue un faro para aprender de cine y verlo de forma intensa, comprometida. El querer ver cine en el cine y acumular vistas para pertenecer a ese club de cinéfilos que se animaron a hacer una revista única cuando solo existía la radio y la tv.
Ese fanatismo me llevo hasta ir a los cursos que dictaban sus redactores para conocerlos y darme cuenta luego, que era demasiado para mi intelecto o que necesitaba tomarlo en serio por ser una carrera de verdad y deje de ser solo un divertimento. En sus clases me hicieron descubrir a un artista que es hoy mi gran amor con tan solo un comentario del profesor: "... y sabemos que Buster Keaton es mejor que Chaplin".
Esperar mes a mes la publicación en los kioscos, ver a que película ponían en tapa, el tratar de coincidir en los gustos, el amor/odio entre ellos y yo por la importancia de Kubrick, mi decepción porque en la separación mi ex rompió la mitad de mi colección por despecho (¿dandose cuenta de la importancia de esas revistas para mí?).
Este
mismo blog tiene los colores insignia de su revista (negro/amarillo), tomado por ellos a su vez de su revista francesa favorita: Cahiers Do Cinema. Por todo ello, una simple revista que fue más importante de lo que yo mismo presumo.
Sin embargo, que una y otra vez aparecieran personas que contaran lo importante que fue leernos en su momento genera un salto cualitativo emocional muy difícil de explicar, en donde el orgullo y el pudor se convierten en un amasijo incómodo que quiere apartar la idea de tu cabeza al mismo tiempo que pide que te repitan una y otra vez ese testimonio de cariño y lealtad".
Gustavo Noriega, director de la revista
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