29 septiembre 2006

KUBRICK - Detalles de su obra


          Una filmografía variopinta y visualmente rica, despareja, con grandes elipsis que separan una obra de otra acrecentándose esto en sus últimas obras.

Una primera mitad que conlleva su única concesión a la industria como Espartaco (1960), que no volvería a repetirse en esos términos y que sirviera de guía o puntapié inicial como hecho para una nueva camada de futuros cineastas independientes, influídos por esta medida como Spielberg y George Lucas entre otros.

          Afianzándose su personal estilo en la 2da parte de su filmografía, ubicándolo por derecho propio en el panteón de los elegidos del séptimo arte. Títulos como 2001, odisea del espacio (1968) fueron un hito desde lo técnico hasta lo conceptual, marcando a la ciencia ficción hecha hasta el momento, considerada un género menor.

También fue un intento arriesgado y en el peligroso terreno del egocentrismo que tan común fuese a Kubrick y al derrotero de sus críticos.

          Con un futuro profético en lo social y no tanto como se pensó en su momento en cuanto a lo estético, La Naranja Mecánica (1971) con un concepto de violencia feroz, provocó no pocas discrepancias y reacciones, colapsando entes de regulaciones donde quiera que se exhibiese y convirtiéndose por lejos, en su película maldita.

Tuvo que suspender su exhibición en el reino unido por las constantes amenazas contra su familia y su persona, responsabilizando la prensa al director de la violencia imperante a comienzos de la década.

También logró un repaso claro por el terror clásico y la guerra de Vietnam, desde un costado humano y con su particular estilo, mostrándonos la degradación progresiva del hombre por factores externos como en Senderos de Gloria (1957), El Resplandor (1980) y Nacido para Matar (1986), ésta última menos común por su particular disección de géneros.

Una ópera final rozando lo onírico, hipnótica y en varios niveles psicológicos como Ojos Bien Cerrados (1999), gran película en un trato sobre la relación de pareja y el sexo infrecuente en todo su cine, a excepción de un intento tibio en la extrañamente fallida -solo en parte- Lolita (1962).



TÍTULOS INICIALES
          Un detalle a destacar en la mayoría de sus films son sus increíbles comienzos. Unas escenas poderosas que nos subyugan y adentran en la propia trama. Según él, los títulos de comienzo no tendrían que sobresalir demasiado, ninguna idea ingeniosa que distrajese al público.

Se presentan de forma sencilla -casi con desdén- y muy similar al estilo característico de
Woody Allen y sus letras blancas sobre fondo negro con música jazz.


En cambio, la primer escena debería ser impactante y vistosa, que atrajera al espectador a seguir interesado en la película sin perder atención. Eso es justamente lo que logra.

Recordemos los inicios entonces. Cuidados, pretenciosos, funcionales y distintos, como también de una belleza pocas veces vista:


     EL RESPLANDOR La vista panorámica desde arriba del auto familiar de los Torrance, luego de recorrer y surgir la cámara desde el mar revela, con una sugerente música vacua, la próxima soledad. Introduciéndose lentamente el auto en un acantilado canadiense, extenso y solitario, es una referencia explícita a las características del film mismo.

     DR. STRANGELOVE Los aviones pasándose nafta en el aire, simulando una copulación, todo impregnado de un risueño tema de la época, nos revela el tono satírico de la película y el vale todo futuro.

     LA NARANJA MECÁNICA El rostro de Alexander DeLarge, que mediante un travelling hacia atrás se transforman en el Milk bar -en compañía de sus drugos- nos muestra con solo ello la ira y la futura enajenación del personaje. Siempre junto a el orden y la simetría Kubrickianas en una conjunción en verdad aterradora. Bellísima.

     2001, ODISEA DEL ESPACIO Los planetas perfectamente alineados de 2001, con la impactante música de Wagner de fondo, logran una conjunción mántrica. Un lento montaje hacen el resto. Uno de sus inicios más bellos.
     LOLITA La censura no quería saber nada con adaptar el libro de Nabokov. El film carece de lo jugado del libro pero en su primer escena, descolgada y lujuriosa, el protagonista embellece los pies de la niña/mujer con delicadeza no exenta del morbo permitido en ese tiempo.

     NACIDO PARA MATAR Cortes de pelo al ras, en una muestra sutil de la futura falta de personalidad y violencia física. Una vejación más del deshumanizado régimen militar. Todo bien condimentado con una horrible música country de fondo, en contraste, del predominio del rock en las futuras y fuertes escenas bélicas.

     BARRY LYNDON La primera escena es impactante y pictórica. El duelo del padre de Barry Lyndon, tomado desde lejos y con cámara fija, adornado por un cielo irreal con un arco iris en la gama de los violáceos, que se asemeja mucho a las virtudes y fallas del film. Imágenes más bellas inclusive que la propia naturaleza, pero sin nervio, levemente pretenciosa y lenta como la época retratada.

     OJOS BIEN CERRADOS El desnudo casual de la bella y apolínea Alice (Nicole Kidman) frente al espejo, con sensualidad y frialdad, junto a la búsqueda de la billetera "salvadora" de su ingenuo y conflictuado marido (Tom Cruise). En solo tres minutos sabemos junto al vals de la situación de pareja, de la económica, de la mutua indiferencia y de que será un gran film.



TEATRALIZACIÓN Y AUTORREFERENCIA

          El teatro es otro punto de referencia constante. Los gladiadores en el circo romano en Espartaco. La coreografiada orgía y el enjuiciamiento como espectáculo, arropados de túnicas y máscaras, del personaje de Tom Cruise en Ojos Bien Cerrados. El acto escolar de Lolita frente a los expectantes Quilty y Humbert.

La pelea de los drugos frente a la banda de Billy Boy en un teatro abandonado en La Naranja Mecánica. La canción entonada por la bella refugiada al final de Senderos de Gloria, en forma teatral frente a los soldados. El prestidigitador y mago
entreteniendo al hijo de Barry Lyndon en la campiña familiar.

Es llamativo los puntos en común que conviven en toda su obra. Las infinitas autorreferencias de película en película indican, aparte de un movimiento circular, la declaración singular y egocéntrica de que él mismo es su propia y única influencia. Los ojos del niño estrella de 2001 se fusionan con el comienzo amenazador de la mirada cínica de Alex.


Quilty (Peter Sellers) envuelto en una sábana dice en Lolita: "Soy Espartaco ¿As venido a liberarme?..." Los hombres en frac y galera que festejan las andanzas sexuales de Alex sobre el final del film, son los futuros habitantes del siglo XVIII de la siguiente
Barry Lyndon.

La explosión final de Dr. Strangelove es un preludio de la cósmica 2001.
Todo esto sin contar las semejanzas estilísticas, la alineación excesiva, el rigor de las tropas tanto de Senderos de Gloria como de Espartaco y Barry Lyndon.

El niño vidente-profético de El Resplandor -recurso utilizado y desgastado en el cine de hoy- es análogo del primogénito de Barry Lyndon, hasta con similitudes físicas evidentes.



CONSTRUCCIÓN DRAMÁTICA Y SEXO
          Su cine en general trata de "personas" y su hábitat, de causa y efecto. Situaciones particulares más que personajes en sí. Este queda relegado ante sus propias acciones. Trata del viaje desde su crecimiento, agigantarse con sus ambiciones, para luego observar la inevitable y lenta declinación. En algunos casos de orden moral, física o social y en otros -Barry Lyndon, La Naranja Mecánica- se combina todo a la vez.

También una característica "Kubrick" es la admiración por la muerte violenta, siempre aliada del buen gusto y una pétrea frialdad. El sexo en sus películas se emparenta con lo oscuro, lo sucio, lo poco claro. Casi una experiencia del no-goce.
Los ejemplos son muchos y van desde el sufrimiento de las mujeres violadas y del propio Alex en la cárcel por parte de sus compañeros a la ausencia exprofesa de éste en 2001, Odisea del Espacio -según palabras del propio Kubrick: "Para no distraer".

Un rastro muy velado, homo-erótico se dejó ver en su anteúltimo film Nacido para matar. Ni hablar de las totalmente asexuadas El Resplandor y Lolita -más grave en este último caso, ausente de todo erotismo serio- cuando en la novela es lo único atractivo y de relativa importancia, con el atenuante de una encendida y fuerte censura, siendo víctima de la moralidad imperante de aquella época.


Aunque la futura versión de Lolita de parte de Adrian Lyne con Jeremy Irons en el protagónico, demostró que con más erotismo no se logró el cometido ya que fue infinitamente inferior a la versión de Kubrick. Al parecer por lo visto, un libro difícilmente realizable con aplomo en ese sentido.

3 comentarios:

  1. resplandor es una de las pelicuales que utilizo para dictar mis clases de psicoanalisis en las universidades

    ResponderBorrar
  2. Q bueno parece eso... Aunque Jack con esa actuación te habrá ayudado mucho, tiene todos los delirios q quieras juntos... ja

    ResponderBorrar

Gracias por comentar!