DAVID BOWIE - Thursday's child

          La primera visión de Thursday's child me produjo una sensación cercana a lo que me sucedió con Ojos bien cerrados de Stanley Kubrick: sorpresa, curiosidad y exitación por tratar de desandar el camino onírico del autor. Un clip de apariencia sencilla que transcurre dentro de un amplio dormitorio /baño frente a un gran espejo.

         Bowie al lado de su presunta mujer, sus imágenes en el espejo, el acto de escuchar la radio mientras uno se lava las manos y el otro se quita los lentes de contacto. La escena refleja una pareja desgastada por el paso del tiempo pero no distante. La mirada de él hacia ella es de ternura. El punto de inflexión pasa cuando se acaba el ruido del agua salida de la canilla, allí parece comenzar el estado de ensoñación.

         Bowie mira extrañado su reflejo mientras su imagen torna a su juventud no distando mucho de su gran personaje de los 70’s, Ziggy Stardust. Su compañera muta de la misma manera (¿o es ahora otra persona?) no coincidiendo sus siluetas en el espacio/tiempo.

         Promediando el clip uno ya no sabe de que lado del espejo esta la realidad. Por ejemplo, cuando ella cierra la canilla se ve su mano en el espejo y no en el lado real. El se da vuelta y la imagen gira en 180 grados terminando dentro del espejo nuevamente.

         La canción ayuda a la confusión como un mantra que se repite en círculos, con un estribillo casi camuflado entre los versos. Una canción en versión intimista (todo el disco Hours del 99' lo es), tan bello como los propios coros femeninos escuchados en la canción.

        Añoranza del pasado, de la juventud perdida, de un tiempo mejor, quien sabe. Suena extraño en la voz e imagen de un hombre que se convirtió en un camaleón, en un alien humano, que hizo de su vida artística una huida hacia delante de sus propias creaciones y personajes para mutar en otros nuevos una y otra vez.

         A fin de cuentas, un video digno del mejor Bowie.

David Bowie - Thursday's Child from wndr★ on Vimeo.