
El ver bailar a Travolta de espléndido blanco me hacía soñar con ser bailarín, aunque sea como esos de relleno que acompañaban a Moria Casán en la TV, cosa que irritaba a mi padre escuchar de mi boca con esa alegre inocencia y entusiasmo en las cenas familiares.
Pero si algo me hacía poner los ojos como el gato de Shrek y perder el sueño era esa rubia hermosa que cantaba como un ángel: Olivia Newton John. Pensaba en crecer rápido -mientras ella no no debía hacer- y casarme. Hasta me ponía mal cuando terminaban sus películas porque no la iba a poder volver a ver (no existía el DVD y ni siquiera el VHS!).
No recuerdo tener sueños húmedos con ella de protagonista porque no tenía edad para eso porque lo nuestro era un amor puro y platónico; amor a secas.

"Acepté filmar Grease porque en ese momento
todos mis amigos
querían estar de novio con ella.
Y yo también."
John Travolta