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lunes, 1 de febrero de 2016

El gusto por las librerías








Mucho tiempo después me enteré
que Condorito ¡era chileno!

         Hay pocos lugares en los que me siento mas feliz que en el hecho de recorrer una librería.
Siempre me gustó, desde mis primeros recuerdos es que fue así. Y si es un lugar de usados y ofertas mucho mejor. El descubrimiento de alguna joya que mal venden o nadie conoce es todavía un plus. 

           Para colmo siempre dicen que Argentina es el país con mas librerías en promedio por persona (y psicoanalistas también... ¿tendrán que ver ambas?).

           El gérmen de todo es que de chico no pedía juguetes, nunca pero nunca, sino revistas. Les pedía a mis padres que a la vuelta de una salida me traigan una Patoruzito o una Condorito (comics en formato apaisados para niños) y hasta hacía fuerzas para mantenerme despierto y esperar el regalo. Los libritos de Mafalda eran un lujo también.

           En la primaria cuando juntaba monedas me compraba una revista que creo se llamaba Kit-kit que venía troquelada para armar cosas.





          Ya en la adolescencia eran los comics y las revistas de rock (¡la Pelo!). Luego, casi enseguida, los libros. Y ahí ya no entiendo tan bien mi predilección por las biografías. A veces (muchas veces), se más de la vida de un artista que de su propia obra. 


Mi última y polémica adquisición
política argentina
          Ya les conté de la importancia de leer para mí, de mi primer libro y de donde suelo leer tranquilo. Hoy mi interés gira por la arquitectura como forma de arte y con la historia argentina, tan ajena a mí hasta hace poco por lo complicada y por la cantidad de nombres y hechos a veces con dos o mas tipos de lectura histórica.

            Siempre con un libro o revista en mi bolso, la sensación de sostener papel no será reemplazada nunca con nada. Y la vista ya no ayuda para leer en un teléfono o tablet...


          Volviendo al inicio de la entrada y lo que siento en una librería, sigo pensando que el estar entre libros es estar un poco mas vivo aún.

Tener el libro de Oro a fin de año era la gloria...