Observar un mural argentino de Maradona en alguna pared es algo de todos los días, pero lo que sucede en La Paternal, cerca del estadio de Argentinos Juniors y sus alrededores es irreal. Su presencia está en las paredes, en los bares, en las casas, en los negocios; se respira en el aire. Solo comparable a lo que sucede en el barrio de Nápoles, al sur de Italia. El barrio de La Boca también es un lugar Maradoneano, pero ocuparía el tercer puesto.
Aquí algunos ejemplos:
Aquí estuvo su primer casa
No es un D10s, sino un ángel
Bueno, también un D10s
Todos sus equipos representados en el estadio (menos Boca claro)
Margarita con la imagen detrás de padre e hija y las famosas margaritas
El hijo pródigo
Bar temático dedicado íntegro a él
Gael dentro del bar
Una de las estatuas que vigilan el barrio
También se come junto a él
Para finalizar, les cuento que existe un santuario para recordarlo
No les miento si les digo que solo retraté en esta entrada una parte minúscula de su presencia en las calles. Pelusa vive en La Paternal.
"Después del Mundial de 1978 hice una gira por Sudamérica con el
Cosmos de Nueva York. Jugamos un partido contra el Sub-21 de Argentina,
esa fue la primera vez que vi a Maradona. Enseguida me dije a mi mismo:
¡Esto no es un futbolista, es un artista, un bailarín!".
“Si me muero, quiero volver a nacer y quiero ser futbolista. Y quiero volver a ser Diego Armando Maradona. Soy un jugador que le ha dado alegría a la gente y con eso me basta y me sobra”.
La imagen del ídolo en la primer infancia permanece intacta para siempre. Me sucede tanto con el Loco Gatti, el Pato
Fillol, Diego Maradona como con Guillermo Vilas, un antes y después en el tenis, deporte que él hizo popular en el país.
El problema de si fue n° 1 del ránking importa para reconocer su esfuerzo y valía. Hoy con un
alzehimer agravado, llegará tarde el reconocimiento para que lo disfrute (si es que algún día llega). Comparto una nota hablando de ello de forma imparcial y clara. Si les interesa vean la hermosa serie que se hizo sobre su carrera en Netflix.
Para nosotros, siempre Vilas fue número 1, con todas las reglas.
¿Guillermo Vilas fue alguna vez el jugador número
uno del mundo?
Hoy en día, la fórmula del ranking ATP es lo único
disponible. Puede que no estés de acuerdo con sus prioridades o sus
conclusiones, pero la computadora de la ATP es tan oficial como parece. Según
ese estándar, Vilas alcanzó el puesto número dos. A finales de 1977, una
temporada en la que el argentino logró un récord de 131-13 y 16 títulos,
todavía era el número dos. Jimmy Connors ocupó el primer puesto.
En 1977, las
clasificaciones de la ATP tenían sólo cuatro años. Durante décadas, los
jugadores y los torneos se habían basado en listas publicadas por periodistas,
federaciones nacionales y paneles de expertos. Esas tablas no
desaparecieron simplemente cuando la asociación de jugadores reveló su propia
fórmula. La mayoría de los expertos observaron el historial de Vilas (incluidos
los campeonatos de Roland Garros y el Abierto de Estados Unidos) y decidieron
que él, y no Connors, era el zurdo que debía estar en la cima del montón.
Se vuelve aún más
complicado. En los primeros años de las clasificaciones, la ATP no
publicaba una lista actualizada cada semana como ahora. El periodista
Eduardo Puppo se propuso corregir el registro como misión personal. Con la
ayuda del matemático rumano Marian Ciulpan, reconstruyó las clasificaciones de
esas semanas faltantes. Su trabajo sugiere que, si la asociación se hubiera
molestado en mantener la tabla actualizada, Vilas habría sido el número uno
durante siete semanas entre 1975 y 1976.
La controversia
debería haber terminado ahí. La base de datos de resultados de Ciulpan es al
menos tan completa y precisa como la de la ATP. Su esfuerzo por recrear la
fórmula de clasificación de la época refleja mucha más diligencia de la que el jugador jamás reunió por sí solo. Pero no. El tenis
rara vez ha dejado sin librar una posible batalla legal de varios años. Cuando
Puppo y Ciulpan presentaron su investigación, la ATP no la refutó. Básicamente
lo ignoraron. En sus libros de récords, Vilas se queda fuera del codiciado club
número uno.
Lo extraño de
aceptar la propia medición de la ATP como evangelio es que la vara de medir en
sí ha cambiado. La asociación ha modificado continuamente su algoritmo de
clasificación en sus 49 años de existencia. La fórmula ha cambiado mucho desde
1977. Los jugadores se clasifican según
la suma de los puntos obtenidos en sus 18 mejores eventos. (no es tan simple, pero esa es la idea básica).
Cuando Vilas estaba en su apogeo, el sistema se basaba en un promedio de puntos
por torneo. Ese enfoque tendía a favorecer a los que jugaban menos y sobresalían en algunos eventos importantes a expensas de los que trabajaban duro durante más semanas al año.
Si se aplicara la
fórmula actual a la temporada de 1977, Vilas luciría mucho mejor. Ganó dos
majors, llegó a la final del Abierto de Australia y ganó otros 14 títulos.
Podríamos discutir los detalles de cómo esto se traduce en puntos en la escala
moderna pero casi definitivamente le darían el puesto número uno.
Connors, con su campaña de cero golpes, no estaría ni cerca. Irónicamente,
Jimbo podría caer hasta el tercer lugar. Si bien Björn Borg no jugó tanto como
ninguno de los dos, ganó Wimbledon y registró un récord de victorias y derrotas
de 75-6.
Una opinión más.
Mis calificaciones históricas de Elo (el sistema que más se acerca a estimar
qué tan bien estaba jugando cada hombre y qué probabilidades había de ganar
partidos posteriores) coinciden en que Vilas era el número uno. Obtuvo el
puesto durante una semana en 1975, luego 31 semanas más entre octubre de 1977 y
marzo de 1978.
Para mí la
cuestión está zanjada. Vilas era el mejor jugador del mundo. Los fanáticos
conocedores han pensado en el zurdo como el número uno durante 45 años, y la
ATP no se hace ningún favor al bloquear al argentino de su club más elitista.
Todo lo que queda es mover algunos bits en un servidor de base de datos en
Florida.
Todo lo que se
habla sobre clasificaciones oscurece cuán alucinante fue esa temporada de 1977.
Vilas, conocido en todo el mundo como “Willie”, es el único hombre en la era
Open que ha ganado 16 títulos en un mismo año calendario. Sus 131 victorias también son un récord. (Una fuente incluso le da 139 con exhibiciones. De cualquier manera: ganó mucho).
Entre Roland
Garros y un torneo en Aix en Provence a finales de septiembre, el argentino
ganó 53 partidos consecutivos en canchas de arcilla. Perdió la final de Aix
ante Ilie Năstase (en circunstancias cuestionables por el uso de una raqueta doble encordado luego prohibida) y luego logró otras 21 finales seguidas para terminar la temporada. Invierta el
resultado del partido de Năstase y obtendrá una racha de 75 victorias
consecutivas en tierra batida. Incluso podría haber llegado a 80. Willie se
retiró de un torneo de Madrid la semana después de Aix, citando una lesión que
sufrió jugando contra el rumano.
La única objeción
que se podría hacer al dominio de Vilas en ese tramo es que en general, logró
evitar a los otros mejores jugadores del mundo. Borg se saltó el Abierto de
Francia por lo que
el argentino no lo enfrentó en toda su racha. Habían jugado dos veces en
arcilla en abril y Björn ganó ambos encuentros. Vilas se enfrentó a Connors
sólo una vez. Al menos el sudamericano aprovechó esa oportunidad para hacer una
declaración. En la final del US Open, envió a Jimbo a casa en cuatro sets,
terminando el trabajo 6-0.
En los otros 73
partidos que componían la racha de Vilas, derrotó a cualquiera que se atreviera
a presentarse a un evento sobre tierra. Brian Gottfried era lo más parecido a un especialista en tierra batida, llegó a la
final francesa y le quitó sólo tres juegos al argentino en tres sets. Sports
Illustrated lo llamó "desconcertado". La pareja jugó dos finales más
ese verano y Willie no perdió ni un set. Raúl Ramírez, Eddie Dibbs, Roscoe
Tanner, Harold Solomon, Wojtek Fibak, Stan Smith, Jaime Fillol… Vilas les ganó
a todos. Los venció a
todos, excepto a Năstase.
Năstase no era
tan bueno en arcilla como el argentino (en ese momento nadie lo era), pero no
estaba muy lejos. Combine los tiros de Ilie con las cuerdas hiperpoderosas y
Vilas no tuvo ninguna posibilidad. Năstase ganó los dos primeros sets, 6-1,
7-5, y Guillermo se negó a continuar.
El argentino
también parecía carecer del tan cacareado instinto asesino. Țiriac dijo:
"Este tipo no es capaz en vida de matar una mosca". Si fuera posible
subcontratar un instinto asesino al entrenador, Willie lo habría hecho. La
combinación habría creado al mejor tenista de su época. Lo que Țiriac
pudo hacer fue asegurarse de que su pupilo fuera el hombre más en forma de la
gira. Sus compañeros colapsaban a mitad de los entrenamientos de Țiriac-Vilas.
El técnico rumano elaboró una estrategia para cada rival y luego la practicó
hasta que ya no pudo seguir practicándola.
En la final del
US Open de 1977, Vilas expuso una debilidad de Connors al atacar constantemente
el golpe de derecha de Jimbo. "Practiqué eso nueve horas o algo así en
los últimos días".
LA SOMBRA SUECA
Resultó que
alcanzar su punto máximo al mismo tiempo que Björn Borg no era una buena idea. Entre 1976 y
1980, Vilas perdió once encuentros seguidos con el sueco. Willie siguió siendo
una espina clavada para todos los demás en las canchas de arcilla,
especialmente para el equipo de Copa Davis de Estados Unidos cuando se vio
obligado a jugar eliminatorias fuera de casa en Buenos Aires. Vilas incluso
desarrolló un juego viable para canchas de césped, ganando los títulos del
Abierto de Australia de 1978 y 1979 en campos de nivel medio. Pero nunca
más amenazó con convertirse en el número uno.
FINAL
La
reputación de Vilas como uno de los grandes de todos los tiempos se basa en esa
excepcional temporada de 1977 y su capacidad para superar los niveles ya
estratosféricos de Connors y Borg. Su tiempo en la cima fue corto, al menos en
comparación con los reinados de sus dos principales rivales. Pero merece ser
reconocido por alcanzar el puesto número uno, incluso si el galardón llega casi
medio siglo tarde.
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