El COVID 19 es un tsunami que arrasa todo y por más optimismo a la situación el pesar te llega de todas maneras. Toda mi familia -toda literal- arrasada por el contagio. Días densos que fueron aliviando en un fade out a medida que mejoraban todos. En mi casa no entró el maldito pero no por una precaución extrema, sino diría por casualidad.
Nunca dejé de estar activo ni de trabajar los pocos días que me corresponden. A más de un año del inicio de la pandemia las cosas siguen igual de feas acá y en el mundo. Solo las vacunas fueron una buena noticia (a medias porque no evitan el contagio pero te hacen mas fuerte para enfrentarlo).
Eso quizá demuestre el desgano de este último tiempo de postear en el blog y de que afecta incluso en el ánimo de escribir, aunque no tenga nada mucho que ver con el tema.
Gael, el niño nacido en pandemia, aprovecha las plazas vacías para sí y sigue sin extrañarle la gente con barbijo.