La vejez llego a mi disfrute por el cine. Suelo comentar que con una buena historia sobre relaciones y dos personas que estén contando algo interesante me basta. Escapo ya de misiones imposibles o de gente rápida y furiosa. Quiero algo bien narrado y que tenga, si es posible, algo de humanidad.
En Finch la ciencia ficción y la visión apocalíptica es una excusa para mostrarnos la relación padre e hijo y otra entre amo y mascota. La vieja y querida historia de Pinocho siempre se las arregla para regresar. Con un personaje humano, un robot y un perro se cubren dos horas de metraje de forma sencilla y práctica. Road movie en un futuro denso y lógico con esas relaciones creciendo en el camino de forma entrañable con algo de humor y mucho de sentimentalismo.
Claro que ese único personaje lo ejecuta Tom Hanks, un actor experto para hacer de héroe (no recuerdo alguna película en la que haya hecho de villano, solo esa en la que perseguía a Di Caprio). El conocido Zemeckis vio algo en ella para poner su dinero y la música es impecable por nuestro Gustavo Santaolalla.
Me encanta ese cine donde en apariencia no pasa tanto pero si pasa mucho. Ese es el que disfruto hoy.
PD: Entre otras cosas, el leer blogs sirve como guía para no perderse alguna buena peli como ésta que quizá no la hubiese visto. Así que mil gracias a Víctor y su Mirilla Caleidoscópica por este regalo.