Nunca está demás revisitar grandes films y este lo es.
Ojos bien cerrados es tanto un extraño y logrado testamento final de un obsesivo director como una película fascinante por su complejidad psicológica, su construcción ascendente, esquemática junto a la clásica técnica de su autor: el gran Stanley Kubrick.
Ojos bien cerrados es tanto un extraño y logrado testamento final de un obsesivo director como una película fascinante por su complejidad psicológica, su construcción ascendente, esquemática junto a la clásica técnica de su autor: el gran Stanley Kubrick.
Los puntos altos en fotografía, puesta en escena y banda sonora se repiten en todos sus films. Esta carga sus puntos grises: dificultad de rápido entendimiento, lentitud en algunos pasajes, escenas lánguidas en una visión global. Problemas menores si se quiere. Varias opciones de lectura sobre temas relacionados con la pareja: celos, fidelidad, distintos niveles psicológicos en momentos reales y de ensueño.
Personajes complejos, duales y una sensación: la de sentir que es un film inabarcable aún con repetidas visiones. Lo onírico del relato se traslada a uno mismo hasta hacernos confundir para nunca saber bien cuando son los momentos de ensueño o de realidad. Un ensayo sobre las relaciones humanas centrado en la relación más compleja de todas: el matrimonio.
El título puede traducirse como "Ojos cerrados de par en par", analogía que sugiere un sueño o cerrar los ojos ante la realidad. Paseo durante dos largas noches por la mente del dubitativo doctor William Hackford, encarnado por un sobre exigido y correcto Tom Cruise, exprimido por Kubrick hasta sacarle una úlcera según chimentos del rodaje.
Un doctor acechado por la confesión de su mujer de un deseo no realizado con un hombre que deja a William en estado de shock. Alice, excelente actuación de Nicole Kidman, nos hace sentir la dualidad de su papel de víctima/victimaria.
El deseo sexual siempre reprimido está envasado en formas femeninas en el cuento de Arthur Schnitzer, publicado en 1926 (en castellano "Relato Soñado"), texto influenciado y con varios puntos en común con la obra de Sigmund Freud, que no por casualidad fue discípulo y contemporáneo de Arthur.
La constante pregunta de que si todo, parte o nada de este viaje nocturno pertenece al mundo de los sueños del propio protagonista. Viniendo de Kubrick, la realidad es siempre más sorprendente que el más oscuro de los sueños.
Los tonos azules en las escenas de confesión entre la pareja (relacionado con el ensueño), los tonos rojos (pasión, desenfreno) del salón de baile, del castillo de la orgía y la mesa de pool de Víctor (Sydney Pollack), nos entregan una pista más certera.
Una película sexual aunque siempre el sexo en las películas de Kubrick se emparenta con lo oscuro, lo sucio, lo prohibido (Lolita, La Naranja Mecánica, Barry Lyndon). La banda sonora es excelente, minimalista y con temas clásicos que parecen hechos para el director por el uso que les da: expresivos, densos, depresivos y fuertes.
Una inédita mirada femenina
El trato con los personajes femeninos casi siempre roza lo misógino y aquí se diferencia de su obra. Guían al protagonista en todo el film, constituyéndose en parte primordial y son las únicas que saben donde están paradas.
El pianista Nithingale, el propio Will, el dueño del local de disfraces son personajes erráticos, torpes, llenos de dudas. Alice, la bella mujer de la orgía que salva su vida, la viuda que le declara su amor, la prostituta, hasta la niña/lolita de la tienda, tienen certezas. En un momento de su carrera, Kubrick pensó en realizar una película de soft/porno con el título tentativo de Blue Movie a mediados del 63' por los pocos logros técnicos que él veía en esas realizaciones.
La escena de la orgía en un fastuoso castillo es en sí misma un mini-film. Opresiva, tensa y bella, sobresale la acogedora banda sonora con un mantra de teclados en clave lúgubre. No por nada la contraseña para entrar al castillo es Fidelio (obra de Beethoven), que aborda el tema de la relaciones de pareja y los celos. Un film con una construcción simétrica, que recuerda los infortunios que pasan los protagonistas de casi todas sus películas.
Un viaje de ida y vuelta por las sensaciones, vivencias y aprendizaje final. Como Alex en La Naranja Mecánica, el propio Barry Lyndon, Bowman en 2001, Jocker en Nacido para Matar y el loco Jack Torrance en El Resplandor.
Elección de actores
La presunta mala elección de Cruise y Kidman es desmentida por el propio film. Kidman cumple con su intensidad y Cruise sostiene a su personaje con dignidad y carácter, en un papel poco habitual en él, en un registro neutro que favorece al film. Sabemos del ojo del director para la elección de actores, estrellas o ignotos, en todos sus films.
Ojos Bien Cerrados se constituye en una de sus películas más vitales a pesar de su ritmo pausado, donde vuelve a relucir sus mencionadas obsesiones y el perfeccionismo en escenas grandilocuentes, muestra de lo mejor y lo más característico de su cine e incorpora una nueva visión: la de expresar un sentimiento cercano al sentir de un ser humano más que al de una máquina, en la que era una crítica reiterativa de su cine por parte de los críticos.
Extras
Según el co-guionista Frederic Raphael -en su libro "Aquí Kubrick"- solo le importaba filmar "situaciones" interesantes con los personajes más que aspectos psicoanalíticos de cada uno de ellos.
Antes de fallecer, Kubrick consideraba que éste era su mejor film y en rigor no nos suena exagerado. Si él pensaba que era su obra maestra ¿por qué contradecirlo no?
A los pocos días de haber proyectado la película para los ejecutivos de la Warner Brothers, Stanley Kubrick -el sábado 7 de marzo de 1999- fallece de un ataque al corazón mientras dormía a sus 70 años. Seguramente pensando en hacer los eternos retoques de último momento. Lo vamos a extrañar por mucho tiempo...
"Kubrick consideraba a Eyes Wide Shut
la mejor película de toda su carrera."
Julian Senior (directivo de Warner Brothers)
"La gente puede malinterpretar casi todo para que coincida con sus puntos de vista. Extraen del arte lo que ya opinan. Me pregunto cuantas personas han cambiado de parecer sobre algo importante gracias a una obra de arte."
Stanley Kubrick