Luego tomamos como rutina el ir a comer a su casa casi una ves por semana (¿los jueves?), donde mas adelante me presentó a su pareja Oscar, un hermoso canoso que usaba chal y era encantador. Lo recuerdo con mucho cariño a mi padrino Luis. Sí, también se llamaba como yo.
Una de esas noches y sabiendo de mis gustos musicales, me regaló un cd de Prince que él tenía. Y me aconsejó escuchar la ópera Júpiter de Mozart que según él, era lo mejor que se había hecho en la historia de la música. Todavía no lo hice con la debida atención que se merece pero espero en breve enmendar ese error.
Nada mejor entonces que la grandiosa voz de Tom cantando Prince para recordarlo...