Creo más en un karma filosófico que religioso, ese de la causa y el efecto, que dice que nos pasa lo que nosotros mismo provocamos por conducta. Había prometido realizar la legendaria Peregrinación a la Virgen de Luján no por motivo religioso, sino como promesa de haber logrado realizar unos exámenes laborales. Una forma de recompensar al karma positivo.
Pero sucede lo imprevisto y el viaje se convierte en una caminata de más de 13 horas en soledad para pensar sobre sucesos que cambiaron mi vida inesperadamente. Viaje interno, que durante el transcurso pasó por el dolor, la culpa, la reconciliación personal para terminar en esperanza (esto si lo asumo como la magia de la religión, cosa de mandinga).
Recorrido con gente joven y alguna mayor, con mucha gente que ayuda en el camino y da aliento además de brindar agua y comida para no desfallecer (salida desde San Cayetano a las 07.30 hs de la mañana y llegada a las 21.00 hs). Cuando pensé que estaba cerca me entero que era la mitada del camino y quería morir, pero la instrospección me ayudó a realizarla en un tiempo bastante bueno y llegar entero, incluso con resto. Nada mal.
Agradecimiento y mención especial para la gente que me acompañó en el recorrido y me dió fuerzas con sus mensajes, audios y hasta videos: mi mamá y mi hermano, mi amigo Adrián 3121 y por sobre todo, Manolo DJ, un hermano postizo que me regaló este blog y que voy a agradecer toda la vida.

El Diego siempre presente en todo
Ya de noche y a solo metros de la llegada para hacerlo más épico, mi dedo meñique del pie derecho dijo basta. Luego de recomponerlo la llegada fue emotiva, aliviadora y la vuelta a casa un calvario por la cantidad de gente pero que amenicé con la charla con compañeros de fé en la larga espera de los micros.
Un viaje hacia el exterior pero más hacia el interior,
reflexivo, con sabor agridulce,
como todas las cosas buenas de la vida.
reflexivo, con sabor agridulce,
como todas las cosas buenas de la vida.
Esta canción surgida de mi playlist de Spotify mientras entraba a la ciudad de Luján, fue el corolario perfecto para definir los sentimientos de esta travesía.
Cerati, Melero - Colores Santos
Esas peregrinaciones son un encuentro con nosotros, y además nos permiten disfrutar del paisaje y el entorno así como conocer gente . Un abrazo
ResponderBorrarEs así como decís Ester, todo muy cierto.... besos para vos!
BorrarBuenos días, creo que es súper importante cumplir y llevar a cabo aquello que se promete y tú blo has realizado, da igual que sea por motivos filosóficos o religiosos , si te das cuenta van de la mano.
ResponderBorrarY muy importante ese viaje interior ayuda muy mucho a conocerse mejor uno mimos.
Saludos, feliz semana
Es verdad Campirela, me sirvió para todo eso y fue un encuntro con uno mismo.... besos!
BorrarBueno pues ya está, y llegaste vivo y completo. No se puede pedir mucho mas.
ResponderBorrarSalud.
Llegué y mejor de lo que esperaba digamos ja, no es poco.... abrazo Erik!
BorrarQué alegría reencontrarte en tu voz escrita, JLO. Tu regreso con esta “Peregrinación a Luján” no es solo una crónica de kilómetros recorridos, sino una travesía interior que transforma el cansancio en revelación. Hay algo profundamente humano en esa mezcla de promesa cumplida, dolor físico, y reconciliación espiritual que narrás con honestidad y sin solemnidad.
ResponderBorrarTu relato vibra con gratitud, con humor, con esa ternura que se filtra incluso en los momentos más duros (“mi dedo meñique dijo basta” es puro cine de autor). Y como siempre, la música aparece en el instante justo: Cerati y Melero como corolario emocional, como epílogo sonoro de una jornada que es también un manifiesto personal.
Gracias por volver a escribir. Tu blog es ese lugar donde lo cotidiano se vuelve épico, y donde el arte ataca con dulzura. Que esta entrada sea el inicio de nuevas caminatas compartidas, aunque sean desde la pantalla.
Milk gracias querido, tu don de gente y tus palabras justas son un regalo para este blog. Con comentaristas de este nivel me vuelvo famoso! jaja.... abrazo gigante para vos querido!
BorrarEsas caminatas suelen ser inspiradoras, sea o no por lo religioso. Los caminos son transformadores, por el esfuerzo, por la gente que te encuentras... Que bien que lo disfrutaste... a pesar del meñique. ;)
ResponderBorrarMe recordó la que hice hace miles de años atrás, muy joven... no recorrí tanto porque salimos desde General Rodríguez,pero,la recuerdo como contás, un viaje interno.
ResponderBorrarNi te digo si algún día decidís hacer el Camino de Santiago!
Un beso!
¡¡Esta no me la esperaba!!
ResponderBorrarSobre el final del segundo párrafo la fe religiosa parece haberte invadido.
Me acuerdo cuando el Ciclón salió campeón en el 95 que los hinchas peregrinaron (yo era muy chico aún), y que el Bambino prohibió que se sumaran los jugadores para no arriesgarlos.
En algunos de los últimos shows del Indio hemos peregrinado unos kilómetros para llegar desde donde nos dejaba el micro hasta el predio, lo más cerca que estuve de ir a misa ya de adulto.
Abrazos JLO, que andes bien
Nos has dado una buena sorpresa. Un largo recorrido introspectivo. Enhorabuena.
ResponderBorrarAñado algo que ya han comentado más arriba: el "Camino de Santiago" y lo parecido que es para muchos lo que tú cuentas con ese recorrido interior sanador.
ResponderBorrarAbrazos!
Enbuena hora, amigo, JLO, adentrarse para asomar... Nunca viene mal...
ResponderBorrarAbrazo hasta vos!!
Lo importante es que has vuelto positivo y renovado JLO. Felicidades.
ResponderBorrarAbrazos.
Por alguna razón, no te imaginaba participando de esa peregrinación, aunque entiendo la cuestión filosófica.
ResponderBorrarElegiste una buena canción, la adecuada para esta entrada, de un buen disco.
Saludos.
creo que las peregrinaciones logran cosas que nunca se van a lograr si dejaran de existir, muchas gracias por esta presentacion, estas cosas logran algo que nadie puede lograr.
ResponderBorrarsaludos.