El fútbol en la sangre

          Tenemos algo los argentinos en los genes con el fútbol, sino no se entiende. A mi hijo se le compró libros y juguetes varios, como toda nueva crianza sin géneros ni colores ni trabas de ningún tipo, pero su mejor opción de juego es siempre una pelota. No me sorprende porque yo de niño vivía jugando al fútbol. Deben ser los genes nomás.

          Hoy me cuesta seguir a mis dos equipos preferidos. Me llené de camisetas de fútbol para vestir pero no veo partidos.  Estoy con Maradona a flor de piel y no me interesa mucho la selección nacional. Contradicción argenta. Ahora con mi hijo, todo vuelve a suceder.

          Lo veo a Gael con ese entusiasmo primario que cuando le tiro la pelota no la patea así nomas sino que la espera, la acomoda, se perfila para patear y que me llegue a mí y no a cualquier parte. Si fuese zurdo ya me hubiese ilusionado en demasía pero algo hay en ese trato a la pelota... ¡antes incluso de cumplir los dos años! 

          Algo debe haber.